Lucio Anneo
Séneca (Corduba, 4 a.C.-Roma, 65 d.C.) llamado Séneca el Joven para
distinguirlo de su padre, fue un filósofo, político, orador y escritor romano
conocido por sus obras de carácter moralista. Hijo del orador Marco Anneo
Séneca, fue cuestor, pretor y senador del Imperio romano durante los gobiernos
de Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón, además de ministro, tutor y consejero
del emperador Nerón.
Séneca
destacó como pensador, tanto como intelectual y político. Fue una figura
predominante de la política romana durante la era imperial, siendo uno de los
senadores más admirados, influyentes y respetados, por ello fue objetivo tanto
de enemigos como de benefactores.
De
tendencias moralistas, Séneca pasó a la historia como el máximo representante
del estoicismo y moralismo romano tras la plena decadencia de la república
romana.
Un dato
curioso de Séneca es que siempre tuvo una salud enfermiza, especialmente debido
al asma que padecía desde su infancia. Tanto es así que llegó a escribir que lo
único que le impedía suicidarse era la incapacidad de su padre de soportar su
pérdida. Sobre la muerte de Séneca, fue condenado a muerte por César, pero de un patricio como Séneca se
esperaba no que decidiera esperar a la ejecución, sino que se suicidara tras
recibir la condena a muerte. Cuando Séneca recibió la misiva, ponderó con calma
la situación y pidió permiso para redactar su testamento, lo cual le fue
denegado, pues la ley romana preveía en esos casos que todos los bienes del
conjurado pasaran al patrimonio imperial.
Sabiendo que
Nerón actuaría con crueldad sobre él, decidió abrirse las venas en el mismo
lugar, cortándose los brazos y las piernas. Su esposa Paulina le imitó para
evitar ser humillada por el emperador, pero los guardias y los sirvientes se lo
impidieron. Séneca, al ver que su muerte no llegaba, le pidió a su médico que
le suministrase veneno griego, el cual bebió pero sin efecto alguno. Pidió
finalmente ser llevado a un baño caliente, donde el vapor terminó asfixiándolo,
víctima del asma que padecía.
Las obras
que nos quedan de Séneca se pueden dividir en cuatro apartados: los diálogos
morales, las cartas, las tragedias y los epigramas. La filosofía de Séneca se
diluye en estas obras. No escribió una obra sistemática de filosofía; su
pensamiento filosófico, sus ideas estoicas, se expresan a lo largo de toda su
obra y llenan el comentario de todas las situaciones.